sábado, 20 de octubre de 2012

Microrrelato 156 - Novela negra



Al final del tercer día John se animó a coger aquel libro. Llevaba media semana hundido entre las sábanas, buscando las ganas de vivir bajo la almohada. Cuando abandonó la búsqueda el libro lo miró desde la estantería, y le guiñó un ojo. "El sueño eterno", decía en la portada. No era precisamente lo que estaba buscando, pero era justo lo que deseaba. Aquel título le llamó la atención; le mordió la curiosidad y ya sólo pudo liberarse abriendo las fauces del libro. No sabía que en aquella vieja obra de Chandler sólo encontraría la misma sociedad suciedad de la que estaba huyendo.



viernes, 12 de octubre de 2012

Microrrelato 155 - La extraña pareja


Rubén es tan curioso y tan despistado que no puede evitar preguntarse dónde ha dejado olvidada la empatía, o si alguna vez la tuvo. 

"Todo va a salir bien", miente. 

Junto a él, Inés llora en silencio; el llanto mudo de quien ha agotado todas las palabras y usa el comodín de la mirada. Pero al otro lado nadie contesta. Y es que Rubén está jugando a ser curioso con las lágrimas. ¿De qué están compuestas? ¿Por qué ruedan así? ¿Qué mecanismo las controla? 

Inés también se pregunta sobre el llanto. ¿Por qué lo provoca quien se supone que ha de hacerla sonreír? Busca una respuesta. Está justo delante de sus narices, pero no la encuentra. No quiere encontrarla. 

Rubén sí la conoce. No es más valiente, pero su forma de pensar le llevó enseguida hasta ella. Y le da igual. A él sólo le interesa la belleza de las lágrimas; la de Inés, que es preciosa —más aún, si cabe— cuando llora. Y allí sigue, sentado junto a ella en el banco del parque, tan curioso y tan despistado que no puede evitar preguntarse dónde ha dejado olvidados sus sentimientos. O si alguna vez los tuvo.




domingo, 7 de octubre de 2012

Microrrelato 154


Ebrio de lujuria la besó, empotrándola contra la pared, tal vez sin darse cuenta de que el colchón del faquir estaba apoyado en vertical, justo detrás.




sábado, 6 de octubre de 2012

Microrrelato 153 - Cuando los monstruos son de verdad


A Jack le gustaba morderles el cuello y beberse su sangre; salía cada noche en busca de una presa y siempre regresaba antes del amanecer, con su sed saciada y la ropa cubierta de salpicaduras. 

Lo más espeluznante de todo aquello es que, al contrario que en la novela fantástica, Jack no era un vampiro.