jueves, 28 de junio de 2012

Microrrelato 139 - Epidemia


A Julián lo consideraban el mejor cirujano del hospital; operaba con la misma pasión y precisión con la que tocaba el piano.

El día que estalló la epidemia Julián se encerró en su despacho. Estaba muy cansado después de operar a un paciente difícil que había llegado grave poco antes, con varios mordiscos en brazos y piernas. Aun así, se sentó al piano y comenzó a tocar. 

Fuera todos corrían, gritaban, y morían en los pasillos. Si alguno de ellos hubiese escuchado la melodía que tocaba el cirujano, sin duda habría irrumpido en aquel despacho exigiendo explicaciones; exigiendo conocer el nombre de tan nefasto pianista. Y se hubiese tragado la pregunta al ver la sangre resbalar sobre las teclas. Rápidamente habría quedado desplazada; sustituida por una duda mucho más acuciante: dónde estaban sus manos.





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