Jack vivía solo en una vieja cabaña de madera, en lo alto de la montaña. Cuando lo visité el invierno pasado estaba perfectamente. Había colgado adornos en un pino cercano a la casa y, no muy lejos, recuerdo haber visto la sonrisa helada de un muñeco de nieve. Esta última primavera el señor y la señora Pattison subieron a visitarlo. Encontraron su cadáver descuartizado. Y el muñeco se había marchado.
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