martes, 13 de marzo de 2012

Microrrelato 117



El cuchillo de peltre era el elemento discordante sobre la mesa. Ésta estaba enterrada bajo la misma gruesa capa de polvo que inundaba toda la habitación. Nadie había entrado allí en años. Sin embargo el cubierto permanecía impoluto.

Balin tuvo la sensación de que la suciedad misma lo rehuía, y en el miedo de las partículas de polvo encontró motivos para albergar el suyo. Salió de allí aprisa y sin titubeos. No había noble que pagase tanto oro por recuperar un viejo cuchillo, ni ladrón que, jugando con magia, viviese para disfrutarlo.






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