martes, 6 de marzo de 2012
Microrrelato 104
A veces la niña se caía al suelo, se hacía daño, y rompía a llorar. Entonces él se arrodillaba a su lado y le soplaba en la herida. Aquella noche era él quien se moría en un mar de lágrimas. Y su hija se acercó a soplarle el corazón.
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